Diccionario del diablo
Tuve la oportunidad hace ya tiempo de disfrutar de la lectura de El diccionario del diablo, algo que me resultaría una grata sorpresa al no conocer en absoluto al autor. La lucidez presente en este glosario sobre la estupidez humana, así como la mala uva y el corrosivo sentido del humor, hicieron pasar a la posteridad esta obra y sigue teniendo, desgraciadamente por otra parte, plena actualidad más de un siglo después.
El estadounidense Ambrose Bierce (1842-1914) ejerció también de periodista y editorialista, siempre polémico y con la enemistad ganada de muchos de sus colegas de profesión. Su prestigio como escritor se debe sobre todo a sus narraciones cortas, no exentas tampoco de ironía y de humor negro, con frecuentes temáticas del género de terror. Es por eso que se le considera, tantas veces, a la altura de sus compatriotras Allan Poe y H.P. Lovecraft, y heredero de otros escritores norteamericanos fundamentales como Nathaniel Hawthorne y Herman Melville.
La vida de Bierce es digna de un relato de aventuras y, en su tramo final en México junto a Pancho Villa (con misterioso final incluido), así lo recogió la conocida novela de Carlos Fuentes Gringo viejo y la homónima adaptación cinematográfica de Luis Puenzo protagonizada por Gregory Peck. Siendo un crío, Ambrose Bierce entraría en la Escuela Superior Militar de Kentucky y lucharía posteriormente como voluntario en la Guerra de Secesión; solo después del conflicto, pobre y desencantado como estaba, comenzó a escribir; en 1876, partió hacia Bosnia para realizar un trabajo geográfico y, de ahí, sin que se sepa muy bien cómo, acabó en Estambul donde conocería Bakunin; el gigante anarquista ruso le iniciaría en la idea y partirían hacia Roma decididos a liquidar a Pío IX; perseguidos por la policía de todo el Continente, se separan en Esmirna y Bierce vuelve a los Estados Unidos, donde iniciaría su carrera como periodista y escritor; hechos trágicos en su vida y desengaños amorosos le condujeron al alcohol y a un carácter amargo, para acabar emigrando a México y luchar al lado de Pancho Villa; sus últimas palabras en suelo estadounidense fueron: "Si se enteran de que he sido puesto contra un paredón mexicano y cosido a balazos, sepan que pienso que es una buena forma de abandonar esta mierda".
El diccionario del diablo es un clásico indiscutible de la irreverencia y fue libro de cabecera del complicado filósofo "nihilista" Cioran. Con pocas obras me he divertido tanto y he descubierto, a la vez, una ironía lúcida, un pensamiento mordaz capaz de derribar toda suerte de mitos y de hipocresías optimistas. En un prefacio de una edición de 1911, Bierce reconocería que El diccionario del diablo se inició en un seminario en 1881, y que lo continuaría de modo intermitente y a largos intervalos hasta 1906.
Ese mismo año se publicaría la obra recopilada con el título de El vocabulario del cínico, título más respetuoso, que le fue impuesto por los escrúpulos religiosos y que el autor no tuvo la oportunidad ni de rechazar ni de aprobar. Curiosamente, al ser El diccionario del diablo una obra publicada en partes a lo largo de años en diversoss periódicos, esa imposición de la palabra "cínico" se produjo por la edición adelantada de varias obras, imitadoras del genio de Bierce y con escaso o ningún interés literario, con la palabra de marras en el título (y con su consecuente devaluación).
Muchas de las definiciones, anécdotas y frases presentes en El diccionario... llegaron a convertirse en algo más o menos habitual en el lenguaje popular.
Ahí va una muestra de su genio y de su ingenio.
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